viernes, 30 de marzo de 2012

CASTERA Y LA MUERTE VIOLENTA

Un factor imprescindible en cualquier obra del realismo es mantener un trasfondo de crítica social, un ejemplo claro es una de los posibles análisis de Madame Bobary que Alain Verjat nos muestra en el segundo tomo de Los forjadores del mundo contemporáneo: 

Una lectura algo más mal intencionada permite interpretar el personaje de Emma Bobary no como culpable de los desmanes pasionales relatados, sino como víctima de una sutil y poderosa maquinación, de una irresistible conspiración tramada por el poder y destinada a intoxicar las mentes vírgenes o débiles con los fantasmas que llevan a Emma al tedio, a la desesperación y por fin a la muerte. (Pujol, 1990: 11)

 Es evidente que en esta lectura que hace Verjat sobre Madame Bobary podamos percibir de forma más visible esa transgresión social que proviene constantemente de una creación del realismo y esto es algo que encontraremos de forma constante en cualquier otra obra de la corriente literaria europea del siglo XIX. Pongamos el ejemplo de La taberna de Emilio Zola, en el prólogo de esta magnífica novela el autor nos dice de forma directa lo siguiente:

He pretendido retratar la fatal decadencia de una familia obrera en el corrompido ambiente de nuestros arrabales. Al extremo del alcoholismo y el ocio, se hallan el relajamiento de los lazos familiares, la inmundicia de la promiscuidad, el progresivo olvido de los sentimientos honestos y, luego, como desenlace, la ignominia y la muerte. Se trata, simplemente, de la moral en acción. (Zola, 1973: 11)

            Con este fragmento del  prologo,  Zola hace referencia a un elemento que también vemos enmarcado en la lectura que hace Verjat sobre Madame Bobary y ese es el elemento muerte, elemento que es resultado de los procesos que viven los personajes protagónicos o de gran importancia en la obra, que no son necesariamente los principales o el principal (en caso de que el peso de la obra recaiga sobre un solo personaje). Lo cual nos lleva a la pregunta de saber si el realismo mexicano del mismo siglo mantuvo esta norma. Esto lo sabremos a partir del análisis del cuento de Pedro Castera En la montaña, el cual es parte de la antología “La mina y los mineros” de 1882. En esta narración podemos ver, como a través de una extensa y minuciosa descripción de la vida minera en el Estado de Guerrero no se puede escapa, ni si quiera en los momentos de festejo o júbilo, a la fatalidad de la muerte, mostrándonos un determinismo no sólo de condición social sino también uno en el cual el infortunio, sin importar las circunstancias o quién las viva, es algo que no perturba la pasividad y la cotidianidad de las personas de Jocotitlán (pueblo de Guerrero en donde se centra el cuento) lo cual nos dar a entender que el constante contacto con esta condición vuelve a las personas en seres hasta cierto punto insensibles. Pero no podemos permitirnos dar todo el peso de esta condición humana enteramente al constante contacto con la desgracia, existe infinidad de factores que sirven como trampolín para provocarla y pensando de forma crítica es posible extraer algunos de estos elementos sin la necesidad de caer en la sobre interpretación de la intencionalidad del autor que muestra en su obra, en este caso la de Pedro Castera. Unos componentes de gran valor que podemos extraer de esta obra y que también se mantuvieron vigentes en grandes novelas realistas de Europa son la pobreza y la ignorancia, como lo dice Zola en su prólogo de  La taberna:

…la primer obra referente al pueblo  que no miente y que lleva el olor del pueblo.
En modo alguno se ha de llegar a la conclusión de que todo el pueblo es malo, pues mis personajes  no son perversos, sino solamente ignorantes, corrompidos por el ambiente de rudo trabajo y de miseria en que viven. (Zola, 1973: 11)

A partir de esto es imposible prescindir de los elementos que hasta ahora hemos descrito del realismo, lo cual nos lleva directamente a ver reflejada esta condición literaria en el cuento de Castera, el cual muestra sin ningún esfuerzo a la muerte, la pobreza y la ignorancia como fundamentales en esta narración.
Pero para que Pedro Castera le diera ese aire de realidad fidedigna a su obra fue necesario tener un acercamiento con ese sector el cual hace referencia en su cuento y nos referimos, obviamente, a los mineros marginados de la sierra de Guerrero. Este aspecto es de gran trascendencia considerando que, si la intención del autor es reflejar un aspecto social por más pequeño que sea es realmente necesario reflejar en sus personajes algo real y concreto, aun cuando el autor incluya ciertos detalles que posiblemente no haya visto en este sector de la sociedad del cual formo parte para realizar su creación literaria. Por fortuna Castera logró de forma increíble plasmarlo. Consideremos en primer punto que el autor, además de ser escritor trabajó durante muchos años en el ámbito minero, provocando así que los temas que transmite en sus obras sean “veraces” (entendiendo únicamente a los temas de crítica social inmersos en el cuento) y algo que le da mayor fiabilidad es el constante uso de arcaísmos del español así como de palabras que son empleadas en la minería como por ejemplo: “El alabado lejano de los barreteros que iban a comenzar su trabajo de noche…”(Castera, :161)
            Con anterioridad se dijo que existen tres elementos que explayan el ideal realista-literario de la época (muerte, pobreza e ignorancia) y aun cuando en esta obra, Castera de forma "exagerada" y poética nos muestra lo imponente que es la majestuosidad del paisaje: “Por el poniente se hundía en un inmenso océano de montañas áridas y secas, oleadas de granito petrificadas que forman la mayor parte del Estado de Guerrero y en las que se reverberan los rayos solares produciendo un mar de fuego chisporreante.” (Castera, :161) le resulta muy fácil retomar lo trágico para cerrar el cuento de forma espectacular, pero este punto lo trataremos más adelante, ahora lo importante es mostrar ese naciente relación entre el pobre y esa clase social, que es oprimida por el poder del capitalismo. Nos referimos, claro está, al proletariado. La intención de mostrar esta relación, es porque hay una concordancia que todos nosotros conocemos, pero que pocos se dan a la tarea de comprender que en un país como México, en un tiempo donde fue gobernado por un “dictador” el hecho de provenir de una clase trabajadora, en este caso la minera, no significaba que la paga monetaria fuera justa o que las jornadas laborales comparadas con los salarios fueran equitativas y humanas. En ese entonces al igual que ahora, la condición del trabajador nunca ha sido la correcta.
            Existe una muy peculiar analogía que Roland Barthes en su texto de mitologías hace sobre este tema, en ella  pone como ejemplo la película Tiempos Modernos de Charles Chaplin, en donde el personaje principal fundamenta los dos conceptos mencionados en el párrafo anterior (pobre y proletario) Barthes nos dice que:

“Ahí Carlitos rosa sin cesar el tema proletario, pero jamás lo asume políticamente; nos ofrece un proletario aún ciego y mistificado, definido por la naturaleza inmediata de sus necesidades y su alienación total en manos de sus amos (patrones y policías). Para Chaplin, el proletario sigue siendo un hombre que tiene hambre.” (Barthes, 2010: 44-45)

Esto que nos dice Barthes con sus palabras que son una interpretación de la obra fílmica de Charles Chaplin, nos dice todo lo que necesitamos saber sobre la condición de pobreza que vive el proletario o trabajador y es algo que claramente Castera hizo muchos años antes con  En la montaña,  en este cuento con ese lenguaje poético característico de la obra nos va describiendo que dentro de la belleza natural de Jocotitlán la gente que reside ahí vive bajo un régimen rutinario que va desde las costumbres que sus antepasados les legaron como la procesión folklórica de una boda a las jornadas nocturnas que los barreteros tienen que mantener, todo esto haciéndolo de forma autómata y en condiciones deplorables “…la inquietud del peligro, la fatiga del trabajo y la lucha sorda que se desencadenaba en aquellos seres, más violenta que la que rugía en el exterior. ¡Triste condición la de buscar con afán riquezas en vez de inteligencia, tesoros en vez de corazón!” (Castera, :162) este es el ejemplo claro de la obra sentimental y cruda del realismo en México.
            Anteriormente se hizo la mención que en este cuento Pedro Castera engloba los tres temas que han sido considerados en este ensayo como de gran importancia (muerte, ignorancia y pobreza) para la corriente literaria del realismo además del uso de arcaismos y podemos considerar que lo hace de una forma impresionante, si reparamos que este tipo de escenas, donde se muestran estos tres temas, no son nada frecuentes en obras de este tipo y de esa época, escenas fuertes y de una carga de violencia que realmente uno nunca espera, sobre todo después de leer un cuento con una constante descripción poética de la zona, lo cual llega a provocar cierto tedio al leerlo pero que de una u otra forma te atrapa hasta el final donde lo que podemos considerar el personaje principal que a la vez hace de narrador intradiegético se percata de que la casa donde se encontraban los novios de la boda, a la que el recientemente había hecho acto de presencia por asares del destino, se había derrumbado después de una fuerte tormenta, por lo cual se acerca y ocurre lo siguiente:

-¿Qué ha pasado aquí?-le interrogué a uno de los que escarbaba la tierra.
-Nada, siñor amo: Dios lo puso ansina; el agua tan juerte redumbó el terreno y con las piedritas los dos se murieron.
-¿Y ahora qué buscas- le volví a interrogar.
-Pos a él siñor; ella, la Coralllo, está ahí…-y el peón me señalaba un montón de escombros, al cual me aproximé.
…la joven se encontraba desnuda y tendida encima de un sarape, cubierta con un pedazo de manta ensangrentada …el cráneo estaba hecho pedazos por algún trozo de roca …porque entre los cabellos se veían los sesos mezclados con las flores marchitas y deshojadas ya.(Castera, :164)
           
Con este fragmento podemos concluir que la obra de Castera no carece de ningún elemento que el realismo europeo tenga como trasfondo en sus páginas y que además de estar a la altura de éstas, nos ofrece un elemento de crueldad a niveles que pocas veces veremos en obras populares de la época, por lo cual podemos afirmar que Pedro Castera y su obra se mantiene al margen del realismo canónico del siglo XIX.



BIBLIOGRAFÍA:

·         Barthes, Roland. (2010). Mitologías. D.F. México: Siglo veintiuno editores.
·         Castera, Pedro. (). Las minas y los mineros. D.F. México: UNAM
·         Pujol, Carlos. (1990) Forjadores del mundo contemporáneo, los 126 personajes que más han influido en la formación de nuestro mundo, (vols. 1-4). Barcelona España: Planeta.
·         Zola, Emilio. (1973). La taberna. D.F. México: Lito ediciones Olimpia, S.A.



           

2 comentarios:

  1. Interesante la hipótesis, y sobre todo bien fundamentada. Tienes las lecturas, tienes la crítica. Falta solamente orden a tu razonamiento. El riesgo al que hay que enfrentarse cuando sí se tienen lecturas, es saber ordenarlas y, sobre todo: moderarlas. No se trata de poner todo lo que has leído, si no saber seleccionar lo que ayudará al análisis de tu texto.

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    1. Tiene razón profesor, no le puedo mentir en el orden del razonamiento, el problema fue el tiempo, la verdad lo hice el día de entrega y eso me impidió corregirlo; así como lo hice lo subí. La causa, fue el hecho de que no tenía idea alguna del problema que quería plantear en el ensayo. Prometo que no vuelve a pasar.

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