Fui de barril en barril. Era mágico ¿Por que nadie me había hablado de esto? Con ello, la vida era grandiosa, el hombre era perfecto, nada podía afectarle.
Me erguí y miré a Baldy.
-¿Dónde está tu madre? ¡Voy a follarme a tu madre!
-¡Como te acerques a mi madre te mato, hijo de puta!
-¡Sabes que te puedo machacar, Baldy.
-Sí.
-Está bien, dejaré en paz a tu madre.
-Vámonos entonces Henry.
-Un traguito más...
Me acerqué a un barril y me pegué uno largo.
(Bukoski, Charles. La senda del perdedor. Ed. Anagrama, Barcelona España. p91.)